Un turista latinoamericano de mediana edad, realiza su primer visita a Amsterdam y se dirige a la zona roja, ingresando a un prostíbulo.
La madame le da la bienvenida y lo invita a tomar asiento, mientras le envía una jovencita para entretenerlo.
Se sientan, conversan, se toquetean un rato, beben un poco, ella se sienta sobre su falda.
Cuando el hombre le susurra algo al oído, ella se levanta y sale corriendo espantada.
Al ver esto, la madame le envía una chica aún más experimentada al caballero.
Se sientan y conversan, se toquetean un rato, beben un poco, ella se sienta sobre su falda. El hombre le susurra algo al oído... y la experimentada chica grita ¡No! ...y se va corriendo.
La madame está muy sorprendida por este hombre que aparentemente está pidiendo algo tan descabellado como para que dos de sus calificadas chicas no quieran saber nada del tema.
Decide entonces que únicamente su chica más experimentada, la mejor de todas -Lola- no va a negarse. Lola nunca le ha dicho no a nada. Y es raro que pudiera haber algo que llegara a sorprenderla. Entonces la anfitriona la manda.
Se sientan, se toquetean un rato, beben, ella se sienta sobre su falda.
Él le susurra en el oído y ella grita:
- ¡De ninguna manera, macho. No way! Le pega un cachetazo y se va.
A este punto, la madame está totalmente desconcertada. Nunca había visto algo así en todos sus años de profesión en el prostíbulo. A pesar de que ella misma ya no se dedicaba a atender clientes, y al estar totalmente segura que no existe nada en el mundo a lo que ella se haya negado, decide ofrecerse ella misma. Además, piensa que será una lección para todas sus pupilas.
Se acerca al hombre y le dice que ella es lo mejor de la casa y que está disponible para él.
Se sientan y conversan, se toquetean, beben y luego ella se sienta sobre su falda.
Él se acerca a ella y le susurra al oído:
¿Aceptas BOLIVARES fuertes?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario