Un soldado ruso en la Plaza Roja de Moscú corrió hacia una monja. Sin
aliento, le preguntó:
--- "Por favor, hermana,¿puedo esconderme debajo de tu falda? Te lo
explicaré más tarde."
La monja estuvo de acuerdo.
Momentos después, dos policías militares corrieron hasta ella y preguntaron:
--- "Hermana, ¿ha visto a un soldado?"
La monja respondió:
--- "Se fue por allá."
Después de que la policía militar se alejó corriendo, el soldado salió
de debajo de su falda y dijo:
--- "No puedo agradecerte lo suficiente, hermana. Verás, ¡no quiero ir a
la Guerra!"
La monja dijo: --- "Entiendo perfectamente."
El soldado agregó:
--- "Espero no ser grosero, ¡pero tienes un gran par de piernas!"
La monja respondió:
--- "Si hubieras mirado un poco más arriba, también habrías visto un
gran par de bolas. Yo tampoco quiero ir a la Guerra."
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